Anna Paula Herrera Kivinen
Y cuando llegó el día en el que las puertas de la ciudad se cerraron,
miré hacia adentro para encontrar lo que anhelaba desde hace tiempo:
silencio
y el silencio se fue adornando
lo decoró el murmullo del mar
y el susurro de la brisa acomodándose en mi piel
se arropó de las ramas crujiendo con mis pasos
y del roce de las piedras bailando permanentemente tras la sorpresa de cada nueva ola
desde siempre inadvertidas de quien las mira
Aquí
no hay futuro
ni pasado
Puedo
tan solo
ser.
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